lunes, 6 de mayo de 2013

La transformación
No me imaginaba que aquello sería tan grave; Ni siquiera me lo planteaba. Por suerte he podido eliminar todo rastro que aquel horrible cambio provocó en mí.
Todo empezó hace aproximadamente un año. Estaba llegando a mi casa cuando de repente empecé a sentirlo. Era una sensación muy extraña; Era como una gota de agua que me recorría la espalda y me subía a la frente. Parecía una especie de escalofrío, así que en un principio no le di importancia.
Esta sensación se repitió una y otra vez durante un par de semanas más o menos, cada vez con más intensidad. Cada momento que sentía aquello me ponía muy nervioso. Al final, decidí tratarlo con más cuidado. Lo primero que hice, fue consultarlo con el médico. Me hicieron un montón de análisis y pruebas de todos los tipos. No me esperaba que los resultados indicasen que yo estaba bien tanto física como psicológicamente.
Me equivoqué al hacer caso al médico. Tal vez él no lo notase, pero la personas de mi alrededor, es decir, mis amigos y conocidos, dijesen que me comportaba de una forma bastante fuera de lo normal; Decían que parecía otra persona… Y por lo visto, no les faltaba razón.
Al cabo de poco tiempo, ya no notaba aquellos extraños escalofríos. Me sentía mejor; No sé, un poco más activo de lo normal. Pero aunque creyese que aquel tormento había terminado, no había hecho más que empezar.
Durante varias noches, fui víctima de terribles pesadillas. Soñaba que me perseguían; No sabía bien quien o qué era lo que aparecía en mis sueños. Parecía una silueta humana, formada por una especie de humo fino al apar que negro; Que no hacía más que perseguirme por ciudades oscuras y destruidas. La última vez que aquel ser apareció en mis pesadillas fue increíble. Aquello me había acorralado en un muro; Yo estaba totalmente quieto y asustado. Se acercó lenta y suavemente hacia mí; Levitando, como si fuese un fantasma. Acto seguido, se puso a un palmo de mí. En aquel momento me mostró su rostro, aunque casi no pude distinguirlo, porque era muy oscuro; Pero diría que se parecía a mí. De repente noté como se introducía dentro de mi cabeza. Notaba como la sangre, fluía rápidamente por las venas de mi frente. Pero solo era una pesadilla; No era real. Aquello no me había ocurrido.
La mañana siguiente; Intenté informarme sobre aquello que me ocurría. Busqué respuestas a aquello por todas partes: en Internet, libros, periódicos… Finalmente, comprendí lo que me ocurría. Lo encontré en un libro religioso (no era la Biblia) del que no me lo esperaba. Esto lo había escrito un monje benedictino al quien, por lo visto, le había ocurrido lo mismo en la Edad Media. La única cura para aquel mal, se encontraba en un monasterio del que nunca había oído hablar. Allí encontré a un descendiente de aquel monje que había escrito el libro. La cura para esos trastornos psicológicos se encontraba mediante un ritual realizado por unos monjes muy concretos. Les pedí que me prepararan para el ritual, y ellos aceptaron. Me llevaron a un sótano con un altar en el que yo me debía tumbar. Cerré los ojos y les oía cantar. No era un canto cualquiera; era Canto Gregoriano. Me relajé y de repente empecé a notar como aquel mal salía de mí. Volvía a ser yo mismo; el de antes. Agradecí mucho a los monjes su ayuda en mi cura; Aunque me contaron que había otra manera de erradicar aquello. Me dijeron literalmente:
-Solo la fe puede curarte por completo; Pero esa es una decisión que debes tomar tú mismo; Y solo tú debes afrontar el mal que te rodea.
Daniel Vives Trujillo

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